jueves, 12 de noviembre de 2015

Chipe Libre, República Independiente el Pisco: ¡me declaro Chipeña!


Me encantó!

Buenísima atención desde que llegamos. El lugar es bastante amplio, bonita decoración, muy entretenido, y cuenta con una terraza (la que no alcancé a conocer, ya que tenía frío y nos quedamos adentro).

En cuanto nos sentamos nos trajeron para picar (en vez del clásico pan con pebre chileno), unos chips de papas, y camotes con una salsa de ají amarillo (si no me equivoco), bien rica.

La carta la encontré muy buena, me tincó todo y me costó un montón decidirme. Finalmente opté por un "Pisco is in the air", un cóctel a base de pisco capel doble destilado de 40°, frambuesas, jugo de papaya, y albahaca. 

La verdad es que estaba exquisito, un equilibrio perfecto entre los ingredientes, no era dulce en exceso, ni tampoco muy fuerte, pero se sentía el sabor a pisco: perfecto. En general soy mañosa con los tragos, porque tienden a cargarse a un ingrediente que opaca al resto, aquí había alguien muy bueno tras la barra, un 7.

Para comer, después de largo rato de indecisión, pedí el Saltado de Frutos de Mar, con cebolla, pimentones, champiñones y balsámico; gracias al apoyo de Alan, nuestro garzón.

Después de muy poco rato, y en el que Alan aprovechó de contarnos la historia del restaurant, y por qué se llama así (cuando vayan le piden que les cuente), me llegó el plato que se veía increíble. Después de probarlo también sabía increíble. 

Era un saltado, como el lomo saltado, pero en vez de lomo, tenía camarones, ostiones, calamares, y dos lindos choros. Mi único comentario, no es una crítica, ya que muchos chefs lo hacen, es que el ostión estaba sin su coral. A mí particularmente me encanta el coral de los ostiones, y no me gusta que se los quiten, siento que me privan de un gran gusto. El plato en egneral, exquisito, lo pediría de nuevo mil veces más.

De postre (y para compartir entre 2 porque quedé super bien con el plato), pedimos un chessecake de limón de pica con helado de pisco sour. Esta muy rico y liviano, amo los postres cítricos y este no fue la excepción.

Para terminar quiero hacer mención especial a la atención. Todos quienes nos atendieron fueron muy amables y rápidos, y en especial Alan, nuestro garzón. Da gusto encontrarse con gente tan agradable, con tan buena disposición y que hace tan bien su trabajo. Además, mejora muchísimo la experiencia en un restaurant.

En conclusión, me encantó, y ya estoy planeando volver.

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